He leído hace poco que “los progres” son enemigos de Occidente y de todo lo occidental. Me parece absurdo, porque son occidentales y quizás sean ellos los que definan mejor la palabra Occidente. El problema es que “los progres” no se conforman con lo que son las cosas, sino con lo que tienen que ser y siempre hablan de un cambio, no pueden estar parados, son partidarios de la revolución permanente.
¿Soy progre? No, evidente no. No odio a los estadounidenses, ni siquiera a Bush. No odio al Estado de Israel y no me gustan estéticamente las palestinas al cuello. No admito que se rechace la religión, como no admito que se rechace la ciencia. No creo que seamos pacíficos y que la paz sea posible en todo el mundo y a todas horas, aunque sea un bonito ideal. Y no estoy en contra del capitalismo, aunque sea satanizado a todas horas incluso por los que no creen en Satanás.
Pero antes de dar mi opinión, seguiré matizando algunas ideas, por si acaso alguien las quiere leer.
Me han dicho en muchas ocasiones que la izquierda no son los partidos socialistas europeos, que la izquierda son los que leen a Savater o a Lévi; de hecho estos dos filósofos se consideran de izquierdas, pero de izquierda renovadora, claro. La izquierda siempre tiene que renovarse. Dos filósofos que se han distanciado de los socialistas, tanto de los que gobiernan en España con Zapatero a la cabeza como de los que se oponen en Francia con Segolène Royale à la téte. Realmente, también me parece absurdo. Primero porque no se creo que la gente lea mucho a los filósofos y segundo, porque no por leer a Shakespeare te conviertes en Romeo o Hamlet, por lo que cualquiera puede leer a Savater o Lévi y no sólo la izquierda. Permítanme un inciso. A propósito de leer, no me preocupa que
Volvamos a la izquierda. Si no creo que “los progres” lean a Savater, tampoco creo que “los progres” tengan las ideas muy claras en cuanto a economía. Es cierto que muchos “progres” son economistas, pero no hablan de economía en serio, como tampoco lo hacen de la política, sino de “gestión económica”, de cómo hacer que el Estado solucione los problemas del mercado. La idea es indicar un “problema” del mercado y buscarle una solución a través del Estado. Y no importa estar del lado del Estado o del Mercado, ser del Ministerio de Economía o ser un Empresario o un Sindicato. Todos aceptan que hay que estar protegidos por el Estado, no vaya a ser que la gente se vaya a la competencia y dejemos de gozar de nuestros privilegios. La izquierda no habla de economía, habla de gestión y de ahí su gran invento del s. XX: el estado de bienestar.
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