miércoles, 5 de diciembre de 2007

Del Progreso a “los progres”. Capítulo 3

Acabé ayer hablando del Estado de Bienestar, el gran logro de la socialdemocracia europea, el modelo político de la izquierda. La izquierda ya no es el marxismo, es la socialdemocracia.
Maticemos algunas ideas. Ya dije en otro artículo que la izquierda siempre está cambiando, está en su revolución permanente. Quiere dejar de ser lo que es para ser lo que tiene que ser. Pero hay un problema al que no suelen hacer caso. Recuerdo la célebre frase de El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, “que todo cambie para que nada cambie”. Por mucho que la izquierda quiera cambiar no lo consigue porque suele dar giros de 360º.

El origen de “los progres” está en el marxismo y el futuro de los mismos, parece ser el mismo.

El marxismo clásico puede verse desde dos ángulos. En economía el capitalismo es malo y es necesario crear un Estado que planifique la economía; no a gusto de todos, sino del Estado, claro. En política, hay que conquistar de forma violenta el poder, generar la lucha de clases y la victoria proletaria. Hay dos vías. La natural que irá con el tiempo: que el proletariado, cuantiose en número y empobrecido, se lanzará contra los ricos y ocupará el poder; y la política: adelantarse en el tiempo y levantar la revolución.

El marxismo solía hacer filosofía con los términos de que la mala infraestructura, las malas condiciones de vida, movilizarían la conciencia de los proletarios, la superestructura, y éstos se convertirían en “clase”, lucharían contra los “poderosos” y acabarían ganando. Es curioso como el nacionalismo ha hecho suya la conciencia marxista: España no invierte en Cataluña, los catalanes se mentalizan de que España no les quiere, se convierten en la clase “catalana”, luchan contra España y acabaran ganando. Los marxistas querían la dictadura del proletariado y los nacionalistas la dictadura de “los catalanes”. Y traigo aquí el ejemplo del nacionalismo-marxista porque son muchos los que piensan que la izquierda es internacional y no nacionalista, pero en el fondo, el nacionalismo es protección y la izquierda también.

Una vez conquistado el poder, el marxismo propone la concienciación para legitimarse, como se haría con cualquier idea política. Pero históricamente no lo ha hecho a través de la razón y la discusión, sino a través de la fuerza. A través del Estado todopoderos que decide lo que hay que ver y lo que hay que leer. Proteger el marxismo.

Estas son las razones por las que el liberalismo y el marxismo son dos corrientes antagónicas. Porque el liberalismo no acepta la protección, es una ideología abierta, mientras que el marxismo no acepta la apertura, pues tiene miedo de no ser la “verdad absoluta”.

La izquierda europea, “los progres”, rechazan el marxismo. Incluso los que se consideran la izquierda real, los “comunistas” ya lo rechazaron cuando Carrillo y los italianos inventaron aquello del eurocomunismo, la democratización del comunismo. Rechazar la lucha de clases y la violencia, para introducir el comunismo en el debate político.

Rechazan el marxismo tanto en economía como en política. Pero no es un rechazo real, sino un “cambio para seguir siendo lo mismo”. Rechazan que el Estado planifique totalmente la economía. No creo que lo hagan por romper con el marxismo, sino porque el Estado y el Mercado son dos inventos humanos y ninguno puede existir sin el otro. El Estado no es más que la impersonalidad del poder y el Mercado la impersonalidad del intercambio y poder e intercambio existen porque somos personas. Ahora bien, la izquierda entiende que ya que no puede matar al Mercado, pero que tiene que dirigirlo. Es su deber moral. Es curioso que la izquierda critique a los neoconservadores por hacer una política de acuerdo a sus deberes morales y no se den cuenta de que ellos hacen lo mismo. Hay muchas cosas curiosas en el mundo de la política.

Decía que la izquierda rechaza el marxismo, pero no por ideas, sino por conveniencia. En el fondo sigue destilando marxismo, estado, control, poder. Se le cambió el nombre. Aunque unos se identificaron con el “comunismo”, la izquierda progre se identificó con la “socialdemocracia”.


P.D. El próximo día: algo más sobre la socialdemocracia.

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