Políticamente, Herbert Marcuse es sinónimo de la “Teoría Crítica” y célebre por su frase que cautivó los años 60: “haz el amor y no la guerra”. Cuando muchos de sus compañeros de Escuela regresaron en los años
La “Teoría Crítica” dice que hay que ser críticos con la sociedad occiental; no con los “progresistas”, naturalemente. Pero ser críticos no significa ser pensadores como se ha sido desde Tales de Mileto hasta Ortega y Gasset. Ser críticos significa llevar a Occidente a la crisis de su pensamiento. Al punto en el que aparecerá la nueva conciencia occidental… el marxismo, perdón, el “progresismo”. Es que se parecen mucho las fuentes teóricas a los neopensamientos. Aquéllos pregonaban la lucha de clases, la dictadura del proletariado y la sociedad sin clases. Los nuevos propugnan la lucha de “occidentes”, el tuyo o el mío, la consecución del poder y la nueva sociedad del progreso.
El caso es que hay que criticar a Occidente, sobre todo a sus pilares económicos y morales. En lo económico, el intervencionismo y la planificación estatal no puede dejar espacio al liberalismo; es más, el poder político tiene que aliarse con las grandes empresas y los bancos para evitar cualquier posible cambio. Aunque haga falta nos inventamos un nombre como el del neoliberalismo y a dominar el mundo. En política, defenderemos la democracia. No hay que convencer a la gente, sino contar con el apoyo de la mayoría. Se presta fácil a nuestro juego. En lo moral, lucha encarnizada contra judíos y cristianos. Evidentemente, estas no son palabras de Marcuse, sino consecuencias políticas de sus palabras.
Occidente es malo y represivo, subordina a las minorías, a los “negros”, a las mujeres, a los homosexuales y se ha convertido en el Imperio que destruye el resto de civilizaciones, Occidente es un fascismo encubierto… Nuevos vientos, viejos aires: el Capitalismo es malo, oprime a la clase proletaria y se extiende subordinando todo a su interés… El Capitalismo, perdón, Occidente es malo y hay que eliminarlo… Es curioso que se diese este pensamiento dentro de Occidente, tan malo y represor, que no dejaba a los “progresistas” dar su particular visión del mundo.
La “teoría crítica” es curiosa porque aboga por lo mismo que critica. Criticaban que Occidente era una máquina que tenía preso al individuo y no le dejaba pensar con libertad. Que el cristianismo y el judaísmo, la familia y el capitalismo, la patria y la tradición, todo estaba organizado para que el hombre fuera sumiso. Quien quiera la libertad que abrace el “progresismo”, como en otro tiempo había pedido el cristianismo, qué curioso. Sin embargo, si uno abraza el “progresismo” se encuentra que no es libre de aceptar o no a la familia, a la patria o a la tradición, sino que tiene que aceptar el pensamiento único y moral del “progresismo”.
Me explicaré mejor. Después de la “teoría crítica”.. de Occidente, claro… Marcuse escribe su besteller académico, “La tolerancia represiva”. Los burgueses, la clase media dice que tolera. ¡Falso! Tolerar es sinónimo de represión. Los burgueses reprimen. La libertad de expresión es una represión. No se puede admitir la “libre expresión”, sólo la verdadera, la auténtica, la expresión de la izquierda, el progresismo, lo políticamente correcto. ¿Me explico?
P.D. El próximo capítulo será un inciso sobre
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