viernes, 30 de noviembre de 2007

Mi padrenuestro

Ya para acabar con la trilogía de la religión, permítanme volver a ser cristiano por un momento…

Escúchame Padre estés donde estés, pues no te veo con mis ojos pero sí con los del corazón, pues quizás simplemente quiero creer que existes y así hablar con alguien y que mis palabras sean escuchadas.

Escúchame Padre porque sé que lo harás, pues sólo tú eres Santo, sólo tú señor, como les gusta decir a los que se suben a los altares. Yo jamás lo he sido y mi condición de humano no me lo permite. Ser santo es actuar bien y yo a veces peco, sabiéndolo y sin saber. No siempre actúo bien. Sé que he hecho daño a mucha gente, pero no he podido evitarlo. Yo no soy santo. A lo mejor tú que no estás aquí sí puedes serlo. Dicen que bajaste del cielo y naciste como Jesús y fuiste santo. Yo no lo sé. No te vi, pero me han contado que es posible ser bueno y a lo mejor con eso me basta. Es posible. Ojalá lo sea. Por eso quiero que algún día sea posible. Saber lo que es bueno y lo que es malo y que ese “reino” que nos prometiste, ése en que juzgaríamos sabiamente lo bueno y lo malo, que venga aquí, que se haga realidad entre nosotros. Lo llamo ética y las personas discutimos sobre ella. Las personas, tu reino. Ésa fue tu voluntad según me parece.

El pan nuestro de cada día… el pan que le diste a tus amigos, ese del que unos dicen tomad y comed todos de él… el pan, la amistad, la relación con los demás, el amor… no permitas que nos olvidemos del amor, lo que nos une. No permitas que sólo nos centremos en lo que nos distingue… y aún a sabiendas de que sólo nosotros buscaremos la unión o la distancia, quiero que me lo recuerdes.

Yo soy pecador, me confundo, no siempre actúo bien y no me alegro por ello. Pero lo hago. Otros lo hacen conmigo. Si me doy cuenta a veces pido perdón, otras no porque no tengo tiempo… o ganas, que es lo peor. Cuando otros lo hacen a veces piden que les perdone… Perdón… Una palabra tan pequeña y tan difícil de pronunciar. No siempre perdono. Quisiera saber perdonar, pero todavía no sé lo que significa. Quisiera que me perdonasen, pero cómo pedir perdón si yo no siempre soy capaz de perdonar. Pero quiero. Quiero perdonar y ser perdonado. Quiero admitir que puedo confundirme, que puedo ofender, que puedo pecar… Y desde el arrepentimiento de cuando actúo mal, quiero pedir perdón, que tengan piedad de mí. Y así como lo quiero para mí y para los demás, también lo quiero de ti, Padre. Quiero pedirte perdón y que me sepas perdonar.

Soy débil. A veces caigo en lo que no debo hacer. Y así como te pedí que por favor me ayudes a recordar el amor que nos une, también te pido que me ayudes a recordar que soy débil y que tengo que saber elegir mi camino. Pero soy débil y el mal está muy cerca del bien. Por eso te pido ayuda, Padre. Cuando tenga dudas, hablaré contigo… Cuando quieras hablar con alguien, aquí estaré.

Uno de tus hijos. Tú ya sabes quién. Me fui de casa, a lo mejor porque sabía que la puerta estaría abierta si algún día regresaba.

Religión en las escuelas

Como me ha dado por volverme religioso estos días, hablaré de la religión en las escuelas. Estoy a favor de que se estudie. A lo mejor no cómo se hace ahora en eso que llamamos España, pero sí de que se estudie.
La religión es una dimensión de la persona. Es un vínculo entre las personas y lo sagrado, la divinidad, aquello que trasciende a la persona y se sitúa en otro mundo aunque tenga relación con éste. Dudo que la religión sea natural; más bien supongo que será una invención más del hombre… y de la mujer, claro. Pero es necesario saber que existe la religión y que muchas personas se declaran religiosas. Que la religión ha servido a lo largo de los siglos para entender el mundo, para desarrollar la cultura, para crear ilusiones, para legitimar ideas, para engrandecer imperios y para matar. Que sin la religión muy pocas cosas se podrían explicar.

¿Cómo explicar la obra de Sócrates y Platón sin atender a su religiosidad? ¿Cómo hablar de la Última Cena de Miguel Ángel sin saber lo que es la religión? ¿Cómo explicar el Tíbet?

La religión va más allá de un padrenuestro. Es una dimensión de la persona y por eso creo que debe de ser enseñada. No se puede explicar la sociedad, la política e incluso la ciencia sin acudir a la religión, aunque ésta sólo sirva de contraste, por ejemplo.

Quiero y defiendo el estudio de la religión. Mi problema es cómo se estudia. Se estudia el catolicismo o la historia de las religiones. El primero no me parece un saber, sino una creencia. Los que sean católicos que lo estudien si quieren y los que no lo sean que lo hagan si les da la gana. La historia de las religiones suele ser un reportaje, un viaje, una curiosidad, no un saber. No estoy en contra ni del catolicismo, ni de la historia de las religiones. Ambos pueden servir para formarse y entender el mundo. Pero me gustaría que se estudiase la religión, el hecho religioso, la dimensión sagrada de la persona. El otro problema es que no creo en la educación estandarizada y menos durante más de diez años, pero ese es otro problema.

P.D. Dije atrás que la religión es más que un padrenuestro, pero tengo que explicarme. La religión es más que aprenderse unas palabras, pero el padrenuestro es la forma en que Jesús dijo lo que era la religión, hablar con Dios y empezar diciendo Padre. Escúchame padre estés donde estés…

Laicismo y religión

Hace unos días escribí sobre el cristianismo y la política me ha llevado a volver a escribir sobre él. ¿Por qué es malo ser cristiano? ¿O por qué es bueno serlo? Por qué la política tiene que decir que los buenos o no están al lado o fuera del cristianismo. No entiendo por qué hay que defender la religión laica. El laicismo no es más que el totalitarismo de una religión, la del Dios que No Existe.
No es lo mismo la libertad de religión que el laicismo. Olvidar a Dios es lo mismo que Recordarlo. Eliminarlo de la sociedad es lo mismo que imponerlo. Alguien me dirá que soy un sofista como aquél Gorgias del que hablaba Platón, que tanto decía una cosa como la contraria, pero no. Digo que es lo mismo imponer que existe un Dios que imponer que no existe. Es lo mismo llenar las ciudades de catedrales para recordar que existe un Dios Todopoderoso, que eliminar cualquier tipo de imagen para recordarnos que no existe.

Quizás alguien me diga que no sé de lo que hablo y que el laicismo es la libertad de conciencia y no el ateísmo. Quizás. Pero políticamente, no. El laicismo se ha convertido en el escudo del ateísmo. No vivimos ya en los siglos de la Revolución Francesa y la separación entre el Papa y el Emperador.

Quiero ser libre. Quiero que todos lo seamos. Quiero que las personas libres puedan decidir si hay un Dios o no lo hay o si no les importa. Quiero la libertad de religión. Quiero que cada uno profese la suya. Que uno puede gritar abiertamente que Dios no existe o que uno pueda llevar su imagen por la calle.

Está de moda ser laico, pero el laicismo no es tolerante. Es arrogante y totalitario. Ser aconfesional es una cosa y ser laico es otra bien distinta, ¡qué engañados estamos!

La Constitución
española declara que el Estado es acofensional, que no profesa ninguna religión específica, por tanto, tampoco la del laicismo, la no-religión. Un Estado acofensional debe permitir la expresión religiosa de sus ciudadanos, no reprimirla.
No digo que sea mejor el cristiano o el budista que el laico. Todos son personas. Sólo digo que las personas deben de ser libres de creer o no. Y repito que la libertad de religión no es ser laico. Hablo desde el presente y no desde el pasado.

De la lengua a la historia

Manipular políticamente una lengua como ha aprendido a hacerlo el nacionalismo histórico… y permítanme volver a reírme con lo de “histórico” que como ya dije en alguna ocasión, todo tiene historia y hay cada historia… En fin, decía que manipular la lengua como la ha manipulado el nacionalismo ha abierto la puerta a los intelectuales de las naciones. No sólo se puede manipular la lengua, también la historia.
No me extraña que el nacionalismo gallego, el vasco o el catalán persigan una manipulación de la historia, una interpretación nacionalista de la misma que los legitime y es más, que deslegitime a cualquier movimiento distinto al nacionalista, a la verdad, a la autenticidad. Y digo que no me extraña porque es lo que hizo en su momento Inglaterra y la Gran Bretaña, es lo que hicieron los Estados Unidos de Amércia (del norte, dio yo, y no de todo el norte), es lo que hizo la Gran España, la Alemania que nació de Prusia, etc. Manipular la historia es de las cosas más humanas que uno observa cuando la repasa ¿por qué? Porque la historia ha servido durante muchos siglos como justificación. Lo que es “histórico” - y permítanme sonreír de nuevo - es legítimo. Quizás los que no ven en Grecia el nacimiento de los occidentales, deban repasar que por entonces la mitología servía de justificación, después vino la idea de las religiones en conflicto durante la Edad Media y después la justificación histórica. No rechazo la mitología, la religión ni la historia. Me parece que es obligatorio conocerlas. Pero asumo que son manipulables por el hombre… y por la mujer, claro. Aunque no está bien visto añadir la “coletilla” de la mujer cuando se habla en negativo, siempre positivo. La mujer no es sujeto de la historia, sólo de la parte buena de ella, siguiendo el manual del nuevo feminismo… Decía que la mitología, la religión y la historia son manipulables. No tienen culpa de nuestras desgracias, ni siquiera de nuestros conflictos y nuestras guerras. Son un pretexto para las personas. Bien para unirnos, bien para distanciarnos.
Ahora resulta que la gente se da cuenta de que en los libros de texto que estudian los más pequeños hay diferencias. Que si están subordinados al nacionalismo de la Generalitat en ellos no se habla de España, mas que como un invento de Franco. Que si están subordinados al nacionalismo vasco, en ellos se dice que Euskadi existe desde siempre… Me acuerdo cuando yo estudiaba que los españoles eran muy malos porque los Reyes Católicos habían reprimido el gallego, pero no pudieron con él porque el pueblo gallego supo nacer de sus cenizas y bla, bla, bla… La educación es política y más si es pública. Si es privada ya sabes lo que estudian, pero si es pública estudiarán lo que quieran los políticos.
El problema no es el nacionalismo, es la manipulación de la educación. De la historia, de la lengua o si me lo permiten, de las matemáticas. Imagínense que en clase se estuadiase que las matemáticas no existen y que no sirven para nada. Seguro que alguien se mosquearía. Pues lo mismo pasa con las otras materias. En matemáticas hay un acuerdo básico y se puede distinguir si es mejor estudiarlas de una forma o de otra, si estudiar funciones o probabilidad, pero hay un consenso. En las asignaturas de “letras” no hay consenso, hay un campo de batalla que nadie quiere perder.

P.D. Otro día hablaré de ciencias y letras.

Política lingüística

“Non é necesario ser galego para escribiren os versos máis bonitos que un poda escoitar. Recordo unha rapaza á beira dun río cantando unha canción, mais non sei en que lingua cantaba… Só sei que era a lingua máis fermosa que oín. Non se llo preguntei tampouco, soamente disfrutei da súa voz.”
La voz, la lengua en que cada uno se expresa, no puede marcar nuestras diferencias hasta el punto de separarnos. Lástima que así sea.
Hubo un tiempo en el que Franco prohibió las lenguas. Él que había nacido en Ferrol, el Ferrol del Caudillo como gustó llamarse a la gloria del Generalísimo. Él dijo que no había más idioma que el español. Uno, grande y libre como la patria común. Ahora son otros los que siguen sus pasos. Han cambiado el español por el gallego y no han nacido muy lejos de donde nació aquel caudillo. Quieren una lengua, una. Una lengua grande, que sirve para todo, que sea la mejor, que se arrodillen ante ella las demás. Es la lengua con mayúsculas. Y es libre porque nos traerá la libertad de la que nunca gozó. Sueños románticos de un pobre nacionalismo para hacer de una preciosa lengua el barro con el que construir un Nazón, la de Breogán, sea quien sea. Y triste es ver que no se dan cuenta de sus propias pretensiones.
Soy pluralista. Ya lo he dicho en algún comentario. Rechazo la imposición de una única lengua y tengo claro cual es mi política lingüística: facilitar la comunicación entre todos.
Llaman normalización lingüística a lo que no es normal. Usan el gallego para crear su identidad, arrollando con todo lo que el gallego ha conseguido sin ellos. Dicen que ahora lo hablan menos niños, pero no dicen que ahora hay menos niños que antes. Dicen que el gallego se nos muere y la culpa es de los que no lo hablamos. Acabemos con ellos antes de que acaben con el gallego.
Admiro a Alfonso X, Rosalía y Castelao, entre otros muchos. No porque me odiaban por no hablar siempre en gallego, sino por las palabras que nos dejaron. Y doy gracias por poder entenderlas. Las lenguas sirven para comunicarnos y estaré para defenderlas, pero que no me pidan que luche por matar otras.
Me dicen que el bilingüísmo no es posible, que siempre hay una lengua preferida y yo pregunto qué tiene de malo. Conozco gente que sabe hablar cinco idiomas y por eso no deja de hablar el que más le gusta. Me dicen que no entiendo nada, que la lengua es cultura, que la lengua lo es todo. Y yo pregunto por qué ofenden a los que han nacido sin habla. Creo una vez más en las personas y sé que la lengua sirve para comunicarnos. Conozco a gente que se habla con las manos porque no puede hacerlo de otra forma y es capaz de explicarse. Los admiro. No me digan que ellos no son cultos, que les falta identidad o que no entienden nada.

Bilingüísmo o la lengua partida en dos

Xamais poderei esquecer a imaxe daquela publicidade. Iso non será posible. Unha lingua cortada e unha pregunta ó ar ¿cal é a tua lingua? ¿Por que? ¿Por que teño que escoller unha lingua? ¿Por que unha? ¿É que acaso non son libre de escoller? ¿Acaso tes ti que escoller por min? Gústame pensar que son libre, e poderasme quitar a miña lingua, pero no poderasme quitar o meu pensar. Tiven un soño unha vez no que a miña lingua non era un problema, non era un arma, senón a ledicia do meu falar. Tiven un soño unha vez onde a miña lingua era fermosa e me servía para falar cos meus amigos e cos que non coñecía. Tiven un soño unha vez en que era libre.
Nunca olvidaré la imagen de aquella publicidad radical. Será imposible. Una lengua cortada y la pregunta ¿cuál es tu lengua? ¿Por qué? ¿Por qué estoy obligado a escoger una lengua? ¿Por qué solo una? ¿Es que acaso no soy libre para elegir? ¿Acaso otro tiene que decidir por mí? Me gustaría pensar que soy libre y aunque puedas quitarme la lengua, que sé que puedes, nunca podrás quitarme mi pensamiento. Soñé una vez que mi lengua no era un problema, no era un arma, sino la alegría con la que me expreso. Soñé una vez que mi lengua era preciosa y me permitía hablar con mis amigos y también con aquellos a los que no conocía. Soñé una vez que era libre.

I’ll never forget the image of that publicity. It will be impossible. A tongue was cut by the middle and one question at her side: What is your language? Why? Why do I have to choose one? Why one? Where is freedom? Maybe another one can decide for me? I’d like think I’m free and if you kill my language, you’ll never kill my though. I dreamed that my language wasn’t a problem, it wasn’t a weapon. It was the gladness I used to speak with. I dreamed that my languaje was pretty and it let me talk, speak with friends and with people I din’t know. I dreamed I was free.

Je ne pais oublier l’image!

Cristianismo

Hace tiempo que tengo un largo debate con el cristianismo y me parece que nunca se acabará. Admiro el cristianismo porque, pese a quien le pese, puso libertad en el pensamiento griego y romano. “¡¿Cómo hablas de liberad?!” Se enfadan conmigo. El cristianismo es la Santa Inquisición y yo digo que no, que la Santa Inquisición eran personas que se consideraban cristianas y mataban en nombre del cristianismo. Las ideas no matan, sólo las personas.
Otros me dicen que el cristianismo es una religión y las religiones son el opio del pueblo. Curiosamente muchos de ellos aceptan la legalización del opio, pero no de las religiones; y no se dan cuenta que los libros que leen y la gente que les habla son su propio opio. Los cristianos no están más subordinados a su Dios que los liberales a su Dios mercado, los republicanos a su Dios la Buena Sociedad y los socialdemócratas a su Dios Que los demás trabajen para mí como yo trabajo para ellos.
Creo que hay por ahí una exposición sobre las religiones que dice que las religiones matan, sobre todo las monoteístas y el cristianismo más que ninguna. Mejor dicho, el catolicismo, el Papa y sus secuaces, sobre todo el Opus Dei. Evidentemente se trata de una exposición socialista, de los que tienen la verdad. Ellos son la verdad. Qué católicos se han vuelto estos socialistas de hoy.
Mi debate con el cristianismo no es una trifulca de insultos y me caes mal. Mi debate con el cristianismo es interno.
¿Existe Dios? No lo sé. No puedo saberlo. Por estas palabras fueron perseguidos Protágoras y otros muchos ilustres filósofos como Sócrates. Menos mal que hoy en día soy libre para creer tanto en Dios como en negarlo o dudar de él ¿Crees en Él? ¿Y por qué no? No sé de dónde venimos, no sé si un Dios nos ha creado. Sé que no vengo de París y que no me ha traído una cigüeña. Pero no sé cuál es el principio de la vida. Quizás sólo reacciones entre átomos, pero prefiero pensar que hay algo más. Soy un romántico de la vida. Sí. Pero eso no me hace mejor o peor persona. No niego la ciencia. ¿Existe Dios? ¿Por qué tengo que contestar? No me interesa Dios. John Lennon dijo en su canción que “God is a concept by we imagine all the pain” (Dios es el concepto por el que imaginamos todos los problemas). Es un concepto, una idea para la gente. ¿Es bueno creer en él? Puede serlo si da sentido a tu vida. No se trata de creer o no, sino de vivir. Mi debate con el cristianismo va por este camino.

P.D. Hoy me he levantado religioso.

La Ciudad de la Cultura. Entre sueños y pesadillas

Si Valencia tiene su ciudad de las artes y las ciencias, ¿por qué Santiago no pude tener su ciudad de la cultura?
Uno de los temas que más preocupan a la opinión pública en Galicia, que no a la gente, es la construcción de la ciudad de la cultura. Llena un montón de periódicos, todo el mundo quiere opinar y se puede estar a favor y en contra al mismo tiempo. Es un tema perfecto para la política.
Mi opinión: ¡Sí a la ciudad de la cultura! El problema es que ni es ciudad, ni es cultura. Lo que se está haciendo y se hizo es una chapuza política. Lo único bueno fue contratar a un gran arquitecto, al que ahora quieren llenarlo de mierda. Lo malo es cómo se le contrató.
Quiero una ciudad de la cultura. Ahora bien, Santiago no es Valencia. Allí hicieron la ciudad de las artes y las ciencias dentro de la ciudad, para que todo el mundo pudiera ir hasta allí; en Santiago, la ciudad se hace fuera, en el monte Gaiás para que sea más difícil ir hasta allí. A lo mejor dentro de setenta años, queda dentro de la ciudad. Estos visionarios.
Segundo. Hay quien compara la ciudad con la catedral. Por favor no me hagan reír. La historia de la catedral y el camino de Santiago significa siglos de historia y cultura europea. La ciudad todavía ni existe. No son comparables. Y dudo mucho que la ciudad de la cultura pueda llegar a ser ni la mitad de importante para Santiago como lo ha sido su catedral.
Tercero. Dicen que la ciudad de la cultura comenzó como un sueño. El panteón de Fraga que decía la oposición. Pero un sueño roto porque sólo contó con unos pocos soñadores. De ser el sueño de muchos más, seguro que le hubiera ido mejor. No se puede soñar en alto teniendo la mayoría, sino teniendo la unanimidad. Ahora el sueño lo cogieron otros, los que renegaban de él, pero que han visto que lo pueden utilizar a su antojo. La ciudad de la cultura se ha convertido en la ciudad de la política. No se trata de cultura, sino de culturizar. No se trata de un espacio donde recrearse, sino donde aprender la cultura de nuestros amos. No diré el nombre de la cultura gallega en vano, etc.
Cuarto. Quiero una ciudad de la cultura o más bien quiero cultura en la ciudad. Lo que no quiero es que se repita la política del pasado. Donde los que gobiernan cobran por gobernar y los de la oposición por oponerse. Quiero ideas y proyectos. Ya que se va a construir un coloso en el monte Gaiás quiero que tenga sentido.
En fin. Se puede estar a favor y en contra y no pasa nada. Bueno sí. El dinero de un lado al otro.

P.D. Ah, por cierto. La gente se queja de lo que va a costar la obra, pero no se acuerda de que se la vendieron diciendo que iba a crear puestos de trabajo. El dinero se va en la construcción y hay gente trabajando. ¡Qué bueno es el gobierno!

Carta sin voz

“Querido amigo:
Gracias por todo lo que has hecho por mí en estos últimos días de mi vida. Sólo me has escrito una carta, pero ha sido suficiente. Mis ojos han vuelto a sonreír y eso que mientras leas esta pequeña hoja… si es que te llega… habrá sido la última vez que hayan sonreído en vida. Cómo llegué hasta aquí, me preguntas. Todo empezó un día. Me monté en un tren sin destino con el único objetivo de conocer el mundo. A mi lado, mi inseparable cámara de fotos, una libreta pequeña y un bolígrafo… El mismo que me sirve para escribir estas líneas, ¿quién me lo iba a decir entonces? Que estaba al lado de mi único y verdadero amigo, un bolígrafo… El tren me llevó a alguna parte y luego a otra y a otra. Al fin contemplé una bella estatua y le saqué una foto preciosa en un día soleado… Pero esa foto marcó las tinieblas de mis días. Antes de que pudiera sonreír por ella, dos personas se echaron encima de mí y empezaron a darme golpes por doquier. Escuché el sonido de una sirena y pensé que estaba salvado. Luego supe que no. No sólo recibí más golpes, sino que unas esposas inmovilizaron mis manos y así entré en una cárcel oscura. No entendí nada de lo que me dijeron. Pedí hablar y hablé hasta que una mano veloz como el viento me cortó el labio. Entendí que ya había hablado bastante. Ni les entendí, ni me entendieron. Luego me llevaron a una sala donde un señor de largas barbas mandaba callar a todos. Seguí sin entender nada. Me señaló. Pensé que era mi turno y me dispuse a hablar. Me equivoqué. Una porra me golpeó en el estómago. No pude decir nada. Hace dos meses de aquel día soleado y ya no he vuelto a ver el sol. Mi pecado: una foto, mi ilusión. Mañana me matarán. No es que lo haya entendido, pero todos los que salen de estas salas oscuras los llevan a una sala continua donde escuchamos su muerte. El único sonido que oímos. Así que gracias por escucharme.”

Aquellos que juzgan por indefensión el hecho de que no sean escuchados, deberían pensar en sus palabras. Indefensión no es la que sufre el arrogante que bajo su identidad rechaza la de los demás. Indefensión es el que sufre porque los demás no aceptan su identidad.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Sobre el nacionalismo

He leído en alguna parte que todos somos nacionalistas. Que si uno dice que no lo es, está mintiendo. Que eres nacionalista catalán o español. Supongo que valdría el ejemplo para las otras graciosas nacionalidades históricas, y digo graciosas, porque todo es histórico, todo tiene historia. Pues eso, que o eres nacionalista vasco o español, o nacionalista gallego o español. Por tanto, las críticas hacia el nacionalismo de los catalanes, vascos y gallegos, vienen del nacionalismo español, el enemigo.
Permítanme un pequeño comentario: No soy nacionalista. Por tanto, el argumento de antes o no tiene sentido o no puedo opinar. Ah, claro, tengo que justificar que no soy nacionalista… ¿Por qué? ¿Acaso ellos justifican que lo sea? No. Por tanto, si ellos no tienen que justificar sus dogmas de fe, ¿por qué hacerlo yo?
Yo lo haré porque creo que puedo pensar y no admitir todo lo que me digan. No soy nacionalista y no miento ni engaño a nadie. No creo en el nacionalismo. Evidentemente sé que existe como fuerza política, pero no creo en él.
El movimiento nacionalista empezó siendo una teoría para justificar por qué una asamblea podía decidir con independencia de las decisiones de cada individuo que la formaban. Esa teoría dio vueltas y vueltas, se aliñó con la concepción del Estado, culturas, lenguas, razas y unas esencias de romanticismo y dio lugar a lo que hoy llamamos nacionalismo… por supuesto con la fuerza de las armas como todas las ideas. El nacionalismo viene de aquellos momentos gloriosos de la revolución francesa. ¿Quiénes somos? El tercer Estado que diría Sièyes ¡coño, la palabra Estado! ¿Y qué queremos ser? La Nación. El Estado-Nación. Sí. Es así. Estado y Nación se las inventó el hombre, no existen fuera de él. Son creaciones. De hecho no existen hasta después de las revoluciones liberales. Las naciones antes no existían, evidentemente Hispania, Gallaecia y demás eran territorios y la gente tenía vínculos de sangre y de vasallaje, pero ni los Reyes Católicos ni los celtas sabían de nacionalidades.
La nación es un invento político. Una asamblea se reúne y se constituye en nación o como lo explican los profesores: al principio hay una Asamblea Constituyente, luego se propone una Constitución y a partir de ahí se hacen Asambleas Constituidas.
El nacionalismo tiene actualmente dos visiones. El nacionalismo que venció en la guerra por su significado, el nacionalismo que cree que existe la nación, que tiene una cultura, una lengua, etc. La otra acepción se ha buscado un nombre propio: el patriotismo constitucional. La nación acaba en la constitución. Ambos tienen todavía mucho que lidiar.
Por mi parte, no estoy de acuerdo con aquella invención de la “nación”. No entiendo por qué una asamblea tiene derecho sobre mí si yo no lo he decidido así. Lo asumo porque vivo en ese contexto, pero no lo comparto.
Seré liberal, republicano, demócrata o simplemente una persona, pero no soy nacionalista y puedo criticar el nacionalismo español, ya sea de los “nacionalistas”, de los “patriotas” o de los “constitucionalistas”; y también el nacionalismo “catalán”, “vasco”, “gallego” o el de “Villalba”.

Ciencia y embriones

“¡Ole los cojones de Carmen Areoso! ¡Ole!” Y lo digo desde las “antípodas de su pensamiento” como gusta ahora decir a los políticos desde las palabras de Zapatero para definirse en relación a Aznar. Y lo digo con “cojones” quizás para provocar al feminismo que me dirán que lo ha dicho con dos “ovarios”. Ole los cojones, que es una expresión que quiere decir bravo por el valor que ha demostrado Carmen Areoso.
No falta quien la ha llamado ultraconservadora, neocon, ultraderechista, retrógada, tradicionalista, religiosa al servicio de las órdenes de un Dios Todopoderoso… “¡Cuidado que vienen los “ultraconservadores”! ¡Todos a sus micrófonos!”… Pero nadie ha dicho: ¡Bien, por ser libre para expresarte! Hay a quien le han jodido sus palabras porque no piensa de la misma forma; hay a quien le han gustado porque están de acuerdo con ella, que el uso de embriones para la ciencia no es humano, ético; y hay quien como yo, se alegra de que si una persona ve “inmoral” que se trabaje con embriones para conseguir resultados científicos, lo declare públicamente y lo lleve a los tribunales, donde se resuelven las disputas políticas en democracia.
No entiendo como los defensores de la progresía han sido los primeros en intentar callar sus palabras y desvirtuar su mensaje, incluso de reírse por la forma en explicarse de la señora y sobre todo, que no importen sus palabras, sino que es una “ultraconservadora”, uh, uh, uh. No han tardado en asimilar a Carmen Areoso con la antiabortista Red Madre y el derechista Foro Español de la Familia, la primera financiada por Esperanza Aguirre y el segundo coordinado por un antiguo dirigente del PP. Con perdón por meterme donde no me llaman, pero Red Madre creo que intenta ayudar a quien no quiere abortar y eso no tiene nada de malo y el Foro de la Familia tiene tanto derecho a expresarse como cualquier otra asociación y no depende de quien lo dirija. Además han asimilado las ideas de Carmen Areoso con el rechazo a Educación para la Ciudadanía, las denuncias contra los abortos y como han dicho, todas las leyes de avance social. Ja, ja, ja. ¡Qué chistosa se ha vuelto la izquierda!
¿Es que acaso la izquierda no tiene una opinión? Acaso ahora la derecha tiene ideas y la izquierda sólo hace barullo y tiene que callarlas. Los argumentos se combaten con argumentos, no con eso de que vienen los ultraconservadores. Si tienen ideas que las expliquen. Ella las tiene muy claras. Todo embrión es una vida y la vida no se puede subordinar a la ciencia. Por muy bonitos que sean los fines de la ciencia, que hoy nos dicen que es para paliar enfermedades como el Parkinson, como nos recordó a todos la esposa de Reagan cuando a éste le llegó la enfermedad; hay que recordar que la ciencia también fue la excusa de los secuaces de Hitler. El fin no justifica los medios. El bien de la ciencia no está por encima de los medios que las personas consideremos ético.
“¡Ole los cojones de Carmen Areoso! ¡Ole!”
Ahora bien. No estoy de acuerdo con ella. Quiero que se pronuncie, que hable, no es más social una política abortista que una antiabortista, son iguales: leyes. En España hay una ley que fija lo que es el uso científico de un “preembrión” y lo que son los “derechos” de los embriones. Si la ciencia está trabajando bajo la ley, adelante; si no lo está haciendo que pague por ello. Lo mismo opino del aborto. Hay una ley. Si se cumple, bien, si no, que se castigue. No es más social que un psicólogo porque le de la gana firme un papel para que alguien pueda abortar, que reprimir a los psicólogos firmar ese papel. Hay una ley y hay que cumplirla.
Y por cierto, la eutanasia va por el mismo camino. Si se aprueba una ley será muy estricta. No porque un psicólogo firme un papel, vamos a matar a alguien. Se trata de ética, no de que la gente grita cuando se tocan las tradiciones.


P.D. La gente debería pensar qué diablos es ser ultraconservador. La izquierda me vende que es la Iglesia Católica y su postura en cuanto al aborto, la eutanasia y la biociencia… ¿por qué? ¿Porque defienden la idea de “conservar la vida”? A lo mejor no es mala idea. Creo que hay peores “ultraconservadores” como los sindicatos o los partidos políticos que quieren conservar su poder sea como sea ¿Acaso el fin justifica los medios?.

martes, 27 de noviembre de 2007

La culpa de todo la tienen Zapatero y Jiménez Losantos

Pues parece que sí, que la culpa de todos los problemas la tienen a partes iguales Zapatero y Jiménez Losantos. La derecha lleva cuatro años diciendo que Zapatero, al que consideran presidente por accidente, es el culpable de la subida de las hipotecas, de la crispación, del terrorismo, vamos de todo. Por el otro lado, lo intentaron con Rajoy, pero no cuajó; luego salió Aznar, pero se dieron cuenta de que era lo mismo que cuando el PP hablaba de Felipe; así que se decidieron por Jiménez Losantos.
La izquierda ha dicho que Losantos y la Conferencia Episcopal, en la que engloban a toda la Iglesia Cristiana y se les llena la boca al decirlo, son la voz de la derecha y el PP un mero instrumento. Losantos es el malo que ha pedido la abdicación del rey, pero ojo, la abdicación es dejar reinar a Felipe, no es la República, no es estar contra la Monarquía, sino contra las actuaciones del Rey Juan Carlos… pero eso no lo dicen, claro. Losantos es el malo porque ha hecho que en este país, la política se convierta en una lucha encarnizada.

La derecha señala como culpable a Zapatero como dirigente del PSOE que se sirve de los instrumentos de PRISA para legitimar sus decisiones, para establecer un servicio de vasallaje sobre determinadas comunidades autónomas y generar clientelismo en el rural, pero también con el cheque-bebé y las viviendas para jóvenes.

Así que para unos los malos son Zapatero-PSOE-PRISA y para los otros Losantos-COPE-PP. Curiosos los enfrentamientos, ¿verdad? Zapatero Vs. Losantos, PSOE Vs. COPE y PRISA Vs. PP.

Sí, creo que la política es conflicto y no entendimiento. Ahora bien, el esquema anterior que tratan de venderme no me lo creo. Ni Jiménez Losantos es capaz de llegar y convencer a todo el mundo, de hecho, mucho me temo que consigue todo lo contrario; ni Zapatero toma las decisiones de forma unilateral y echando una moneda al aire. Losantos y Zapatero son dos personajes que configuran el juego político, pero no los únicos. No creo que la COPE influya más que El MUNDO en la derecha y que ambas se acerquen a la influencia de PRISA en la izquierda. No creo que el PP sólo sea un instrumento ni el PSOE un gran partido con ideales. No creo que Zapatero sea más importante que lo que han sido Solbes, Rubalcaba, José Antonio o De la Vega en esta legislatura. Ahora bien, estamos en elecciones y cada uno tiene que hacer sus alianzas para sacar votos.

Ojalá la culpa de todo la tuvieran Zapatero y Losantos, porque la solución era muy sencilla, el uno por talante y el otro por piedad católica, se callarían y ya no habría problemas… Pero mucho me temo que no es así, que simplemente son dos voces de los problemas de hoy y las voces no son un problema en sí. Que hablen y siga el circo.

Pensiones e inmigrantes

Decía el último día que los inmigrantes no son necesarios. Me cabrea escuchar a los sindicatos y la nueva izquierda decir que los europeos necesitamos a los inmigrantes. No es verdad. Y antes de que me tachen de fascista, xenófobo, etc. pediría que se lean mis artículos y vean que me dan lo mismos las naciones y las razas, sólo pienso en las personas. Si hablo de europeos y me considero como tal, no es en un sentido “supranacionalista” o político, sino porque vivo en una zona a la que hemos llamado Europa.
También me cabrea escuchar decir a la derecha que Europa no quiere inmigrantes, que son unos delincuentes y vienen a quitarnos el trabajo. Y la respuesta de la izquierda de que ellos hacen los trabajos que nosotros no queremos.

La inmigración no es un problema económico como nos quieren hacer eso que llamamos la derecha y la izquierda. La inmigración es un problema político. ¿Qué es la inmigración? ¿A quién llamamos inmigrante?

Económicamente, la inmigración no es más que el movimiento de unas personas de un sitio a otro dadas las opciones del mercado. No tiene una connotación política, sino estructural. Es lógico. Las personas se mueven para buscarse la vida o para mejorar. Si estoy mal en un sitio, lo lógico es que me vaya a otro. Otra cosa es que pueda o no, quiera quedarme o cambiar las cosas y ahí estamos hablando de política.

La inmigración no es necesaria para mantener las pensiones o las subvenciones a los sindicatos de la izquierda, que creo que es problema real que se esconde tras sus argumentaciones. Claro que de cara a la opinión pública es mejor hablar de inmigrantes que de beneficios. La inmigración no es necesaria porque la riqueza no se mide en personas. Si así fuera, los países más poblados serían ricos y qué curioso… esa izquierda es la misma que culpa de superpoblación a los países pobres… Las personas pueden hacer riqueza o no, todo dependerá de su productividad, que no es otra cosa que su capacidad de generar riqueza… Que la población en Europa esté envejecida significa que hay más personas mayores que antes, no que se necesite más jóvenes. Esa necesidad no es auténtica.

Aceptando las ideas de la estructura económica y la población activa, etc. términos en los que no creo, es decir, entiendo que son variables creadas para explicar la realidad, no elementos objetivos que existan per se. Dios mío, cuánto tiempo ha pasado desde los pitagóricos y la gente sigue confundiendo matemática y realidad. Decía que aceptando eso de la población activa, si ésta se reduce, lo que se nos comunica es que se necesita más gente… ¡Falso!... Se necesita la misma gente, es decir, la misma capacidad productiva. ¿Qué sucede si el recambio de población activa es menos productiva? Que los números nos han engañado. Las matemáticas nos pueden servir para explicar la realidad, pero no para solucionar los problemas, para eso se requiere la inteligencia, la reflexión, el pensamiento.

No se trata de igualar los números, sino de saber lo que se esconde detrás de cada número. Así que no me vengan con eso de que necesitamos inmigrantes para mantener a los sindicatos, lo que se necesita es hacer crecer la productividad. Bienvenidos a los inmigrantes por ser personas, no porque los sindicatos los necesiten.

Inmigración

Una de las grandes políticas del gobierno ZP fue la legalización masiva de inmigrantes y ahora que se cuecen las nuevas elecciones, las asociaciones de inmigrantes ya han exigido una nueva regularización. ¡Papeles para todos! En elecciones no se pide, se exige.
Estoy de acuerdo ¡Papeles para todos! No estoy muy seguro y a ciencia cierta sé que tengo que pensar más este tema, pero no concibo que una persona pueda ser ilegal. Creo que una persona puede ser ciudadano o estar perseguido por la ley, pero nunca ilegal. Las personas hacen las leyes, las leyes no pueden hacer a las personas. Por ley se puede decidir quién es ciudadano o no, pero no quién es persona. Sé que las leyes lo hacen, pero no lo concibo. Lo entiendo porque hemos crecido bajo la idea de las naciones, pero no lo concibo desde el humanismo.

Aunque soy muy crítico con las leyes naturales, podría aceptar dos. Somos personas por naturaleza, no porque lo hayamos convenido, acordado… bueno, lo hemos convenido en tanto que no siempre ha sido así y las sociedades esclavistas negaban la “personalidad” de los esclavos, pero creo que la persona es “natural”… Otra cosa es la ciudadanía… Ser ciudadano significa tener derechos y deberes dentro de un ordenamiento jurídico. La otra ley natural que aceptaría sería la vida. Creo en la persona y en su vida como leyes naturales. Y eso que sé que la ley de vivir no es más que fruto de otro acuerdo.

¿El trabajo es una acción o un derecho? Considero que es una acción de las personas y no un derecho de los ciudadanos, pero claro, eso es ir contra los derechos universales y alguien puede llamarme fascista. Me explicaré. No creo en la extensión de la teoría de los derechos. Se puede tener derecho a la vida, pero como no tenga pan para comer me moriré. El derecho no es algo natural, sino un acuerdo.

Una persona trabaja por necesidad desde los tiempos en que Hesíodo escribió Los Trabajos y los Días hasta ahora. Un ciudadano trabaja porque así contribuye a pagarse sus derechos. ¿Puede trabajar una persona sin ser ciudadano, sin obedecer a un ordenamiento jurídico? Sí, creo que sí. Creo que una persona puede trabajar independientemente de que sea ciudadano o no. ¿Tiene derechos? Claro ¿Cuáles? Los que acuerde entre él y quien le provee de trabajo, llamase empresario o consumidor.

Alguien me dirá que está fuera de la ley y yo responderé de qué ley. Una persona puede estar fuera de un ordenamiento jurídico, puede no ser ciudadano, pero seguirá siendo persona. Una persona puede establecer sus propias leyes de acuerdo con los demás. ¡Anarquista! No, el anarquismo es negar el poder y el poder siempre existe. ¡Liberal! Sí, por qué no. Creo en la libertad de la persona y en los límites del ciudadano. Pero este debate lo dejo para otro día, cuando hable del republicanismo.

Estaba en que una persona puede trabajar independientemente de si es o no ciudadano. ¿Qué ventajas tiene la ciudadanía? Que como ordenamiento jurídico ofrece una garantía de derechos a precio de unas obligaciones. Uno puede tener derecho a la vida, pero si alguien te mata, ¿qué sucede? ¿Tienes derecho a ser vengado? ¿Tienes derecho a que sea castigado tu asesino? Eso es el ordenamiento jurídico. Las leyes que nos hemos dado para protegernos.

No concibo que una persona puede calificarse de ilegal, por eso soy partidario de papeles para todos. Sé que tengo que darle más vueltas, pero no creo en el nacionalismo ni en la soberanía nacional. Creo en la gente, en cada persona.


P.D. La inmigración no es necesaria en Europa para mantener las pensiones.

Chile o Venezuela

En la última cumbre Iberoamericana, aunque para muchos no significó nada más allá de la voz cansina de Chávez, el talante de ZP y el hasta los cojones del Rey; creo que se habló de futuro. El futuro de Sudamérica.
Haré un poco de política ficción porque no estoy muy al tanto de todos los asuntos que se cuecen por Latinoamérica, pero creo acertada una reflexión. El problema es el modelo de crecimiento de los países sudamericanos, es decir, ¿Chile o Venezuela?

Chile es un país que ha crecido en cierta forma como España. A ellos le ayudaron los americanos a crecer económicamente con Pinochet y aquí nos ayudaron con Franco ¡Bienvenido Mr. Marshall! Cuando aquí cogimos el rumbo nos abrimos a Europa, pero ¿qué hará Chile?

Chile, con Bachelet al frente, es un país latinoamericano que ha abrazado el desarrollo económico a grandes rasgos de la socialdemocracia europea. Una economía de mercado con la intervención estratégica del Estado, basada en la credibilidad y la estabilidad de las instituciones.

Venezuela, con Chávez al frente, no tiene nada que ver con Chile. No se basa en las instituciones, sino en el personalismo de un líder visionario. Reniega del mercado y centraliza todo el poder en el Estado, como hizo Cuba y los países comunistas y que el tiempo ha demostrado por evidenciar su fracaso.

Chile reduce a los militares a la obediencia al poder civil. Venezuela asume el poder militar. Chile habla para las distintas minorías, el pluralismo democrático. Chávez habla para su gran mayoría, el absolutismo totalitario al que gustan de llamar democracia o república.

Chile y Venezuela son los dos modelos actuales de crecimiento en Latinoamérica y el resto de países se tienen que posicionar. Cuba, después de Fidel, posiblemente ya no sea la misma y Chávez la quiere a su lado, como quiere a Evo y a Daniel Ortega. Pero Lula y Brasil ya le han rechazado, la Argentina de los Kirschner también, incluso el Uruguay de Tabares y la Colombia de Uribe. ¿Qué pecado cometió Zapatero para que Chávez se le echara encima, aún cuando éste le había defendido a nivel internacional? Que Zapatero es un aval para Bachelet y para Chile, por tanto, un enemigo para Chávez.

No se trata de capitalismo contra comunismo, ni de neoliberales contra populistas, sino del sueño de Chávez y la pesadilla de un futuro en el que sale derrotado.

¡Que frío, che!

“¡Extra, extra! ¡Chávez congela relaciones con España!” Y yo que pensaba que las estaba calentando, ¡qué ingenuo por mi parte!
Chávez es un tipo simpático para los suyos, un caudillo de un nuevo orden mundial que traerá pan a los pobres y esperanza a los indígenas, las clases sometidas por el capitalismo y los imperialistas, los americanos de ahora y los españoles de antes que les cortaron la garganta.

Permítanme una pequeña matización. Esa crueldad de las gargantas fue hace quinientos años, más o menos, y permítanme opinar en alto: posiblemente Chávez descienda de los que cortaron gargantas más que de los que padecieron tal horror. Lo digo porque él es de los poderosos y no de los que padecen el poder; es de los que cierran gargantas y no de los que permiten hablar; es de los que se quejan de que un Borbón le mandó callar, cuando realmente le hizo una pregunta, y no sé da cuenta de que era él el que no dejaba hablar. Por otra parte, no me considero descendiente de aquel Imperio español, sino de mis padres y como mucho de mis abuelos. Soy responsable de mis actos, pero no de la expulsión de los judíos, por ejemplo. Quien sabe si soy descendiente de un judío que se quedó a escondidas en España por aquel entonces. La historia explica pero no justifica ni a unos ni a otros.

Volviendo al tema. Me alegro de que Chávez congele sus relaciones con España porque creo que se estaban poniendo muy calientes. Congelarlas significa dejar de hablarse, pero no significa romperlas o enfrentarse. Creo recordar que el gobierno ZP que tantos halagos recibe, fue el mismo que vendió barcos de guerra a Venezuela para paliar los problemas del sector naval en España. Congelar las relaciones supone que Chávez dejará todo como está. Los mismos impuestos para Repsol y el Santander y que pagará por los barcos que le hemos vendido. Si las relaciones se calentasen, a lo mejor otro gallo cantaría.

No estoy muy de acuerdo con nuestra política internacional, porque no es templanza y talante lo que demuestran Moratinos y Trinidad Jiménez, sino que se parece más a dejar pasar el tiempo y que Dios nos pille confesados como hacían Fraga y Rajoy con el Prestige.

Ahora bien, creo que no soy tan ingenuo cuando creo que Chávez calienta sus relaciones y no las enfría. Congelarlas me parece una ironía, un recurso retórico de un buen orador. Creo que las está calentando, que quiere un conflicto diplomático, que Repsol y el Santander dejen su dinero allá y que los barcos le salgan gratis… A fin de cuentas, todos tenemos el derecho ser defendidos y ser educados, si se postula la educación gratuita, también la defensa ¿no?

Estética o ideología

Llego tarde al debate de las últimas semanas, pero es que no estoy de acuerdo con lo que se debatía. Como siempre dirán los que me conocen.
Me refiero a los altercados en Madrid por la muerte de un “antifascista” acuchillado por un “fascista”.

Sobre el asesinato no hay mucho que discutir. Es un asesinato. ¿O quizás no? Me dicen que Democracia Nacional ha sembrado la duda con una posibilidad, la “defensa propia”. El “asesino” se defendió de un ataque. Defendió su vida y en su legítima defensa mató a su agresor. ¿Cómo saberlo? Que actué la justicia.

En el campo de la política queda la legitimidad o no de los grupos fascistas y antifascistas. Por mi parte no tienen ninguna. Soy demócrata. Entiendo que la violencia sólo la pueden ejercer de forma legítima y siguiendo los procedimientos que marca la ley, las fuerzas de seguridad del Estado. Sumisión de la policía y el cuerpo militar al orden civil. Después, todo es discutible. Fascistas y antifascistas no lo ven así. Consideran que son un grupo que tienen que defenderse a sí mismo y si es necesario hasta con el uso de la fuerza. Es lo que también ocurre con las bandas callejeras, los movimientos latinos o cualquier grupo terrorista. Niegan la sumisión de la violencia a un orden civil estabilizado.

Si uno se declara demócrata tiene que tener esto claro. El fascismo y el antifascismo niegan un principio básico de la democracia, por tanto, ambos son reprochables. He oído a no pocos periodistas hablar de lo malo que son los fascistas y el movimiento neonazi, pero tienen sus reservas cuando hablan del movimiento “antifascista”. ¿Por qué? Porque se engañan a sí mismos. Uno se considera demócrata y se opone al fascismo, por tanto se llega a considerar “antifascista”. Pero no es así hoy en día. La identidad “antifascista” está fuera de la identidad demócrata. Repito, un demócrata está contra el fascismo y luchará con él desde la legalidad y el orden social, no desde el campo de la fuerza. Un “antifascista” no es el que está en contra del fascismo, sino el que no rechaza ninguna vía para enfrentarse al fascismo. Estar en contra del fascismo no nos hace antifascistas y eso hay que tenerlo muy claro.

De hecho, fascistas y antifascistas tienen muchos puntos en común. No puedo decir que son iguales porque una sola diferencia puede distanciar más que mil diferencias, ya que depende de la intensidad de ellas. Y recordemos que uno y otro grupo se identifican a sí mismos por ser contrarios.

Son grupos, unión, lealtad, compromiso, camaradería, vínculos de amistad y proximidad. El individuo queda identificado dentro del grupo. Es muy difícil la individualidad dentro del grupo. A ella sólo acceden determinados “héroes” que son legitimados por el grupo como los “líderes” como Aquiles o Ulises. Es el romanticismo de los grupos. La unión se hace visible por la estética. Ropa, botas, peinados, música. Luego esos grupos se convierten en movimientos. Los líderes les hacen andar. Ya no son un grupo, son un movimiento y como todo movimiento ejercen su fuerza. Me remito a las leyes de la física, por ejemplo. Una fuerza de un grupo en movimiento.

¿Dónde está la ideología? No está pensarán algunos. Son grupos sin ideología, unos fanáticos. No nos engañemos. La ideología es el cemento que une al grupo, el que hace que el individuo asuma una identidad grupal, la que legitima a los líderes, la que pone en marcha el movimiento y la que legitima su fuerza.

Si se quiere combatir a los grupos no democráticos hay que hacerlo desde el campo de la ideología, del pensamiento político. ¿Qué significa estar en contra del fascismo?


P.D. Por cierto, fascista no es todo el que se considera de derechas ni fascista es el que no piensa como nosotros queremos que piense. Lo digo por la extensión del término fascista como el insulto más habitual para descalificar al adversario. Si Chávez quiere utilizarlo, que busque entre sus fotos.

Inversiones y versiones

Ya nadie discute que hay que invertir en Cataluña… ¡Lo hemos conseguido!… Se descorcha una botella de champán, perdón, de cava y saltan los políticos de turno vitoreando oé, oé, oé…
No creo que haya que invertir en Cataluña más que en Murcia, o en Galicia más que en La Rioja. Me dan lo mismo los territorios porque en ellos sólo invierte los nacionalismos basados en la tierra, como si el nacionalismo y la política fueran hijos de la naturaleza y no de los hombres. Me explico. Invertir en el aeropuerto del Prat o en la estación de Sans no es invertir en Cataluña. Es invertir en un aeropuerto. Estoy a favor de invertir en un aeropuerto, claro que sí; pero no porque sea catalán, sino porque es una infraestructura necesaria en el mundo de hoy. Invertir en mejorar una playa no es invertir en Cataluña, Valencia o Cádiz. Es invertir en una playa para ofrecer mejores servicios como un acceso para gente que tiene que desplazarse en silla de ruedas o para limpiar una playa que está llena de escombros. Invertir en las circunvalaciones de Madrid no es invertir en Madrid, sino en carreteras. Estoy harto de la visión territorial de las infraestructuras. No se invierte en un territorio, se invierte en obras determinadas que facilitan o mejoran nuestras vidas. No quiero mayor inversión si se dedica a chapuzas como el monte de la cultura que están haciendo en Santiago o como las carreteras del Salnés de mucho presupuesto y una mierda de materiales. Las inversiones van en beneficio de todos y no de un territorio, región, nación o como se quiera llamar a la divinidad de turno.

Disculpen, pero yo si discrepo que haya que invertir en Cataluña. Disfruten de la victoria, pero ya los griegos la vestían con alas, porque la victoria llega volando y volando también se va.

El sistema

El sistema es ese gran amigo que nos permite echarle las culpas cuando hacemos las cosas mal, lo cual es muy humano… y hacer las cosas mal, también.
El sistema es el culpable de que los pobres no tengan dinero y los ricos sí. Opción: cambiar el sistema. Mañana todos los ricos tendrán que dar su dinero a los pobres ¿Y si se niegan? ¿Y si huyen? ¿Y si queman su dinero? No se negarán porque… bueno, si se niegan usaremos la fuerza del sistema para obligarles a dar su dinero… No huirán porque… porque… bueno, cerraremos los puertos, las carreteras y los aeropuertos, no podrán salir… y no quemarán su dinero porque el dinero es lo que más quieren y no serán capaces de hacerlo… Ja, ja, ja… qué perverso me estoy volviendo, pero tenía que escribir tanta tontería junta, al fin y al cabo es lo que dicen los periódicos, las radios y las televisiones hoy en día. De una forma camuflada pero es así. Hay que estar con los pobres, que lo son por culpa del sistema y éste no lo podemos cambiar salvo con medidas totalitarias, cosa que no queremos.
No voy a cuestionar si una vez dado el dinero a los pobres, éste permanecerá mucho tiempo o si por culpa del sistema, el dinero desaparecerá y los pobres volverán a ser pobres. Dad dinero a alguien que no sabe utilizarlo y puede que aprenda o que no. No hay nada escrito, no creo en el destino. Dad subvenciones y cread subvencionados. Abolid las deudas y empezad a crear nuevas.
Hay muy poca discusión sobre estos temas. Los buenos y los malos ya están repartidos de antemano. Haban de neoliberalismo y pensamiento único, pero creo que es al revés. Socialdemocracia y no dejar pensar con libertad.
Disculpen que hoy no esté para razonar.

La “independencia” del Tribunal Constitucional

Resulta que ya se ve atisba el fin de la “parálisis” del Tribunal Constitucional que sufrió por culpa del PP, je, je, je… Tengo que dejar de leer a estos chistosos de El País, el diario independiente de la mañana de ayer que ahora es el diario global en español, y de la SER, la radio independiente, moderna y progresista. Que curioso que todos sean independientes y piensen igual.
Los hechos son que el PP había propuesto la recusación de tres magistrados, por lo que el Tribunal Constitucional no podría decidir sobre los asuntos que tiene entre sus manos, léase por ejemplo, el Estatuto de Nación de Cataluña. El caso es que el PP es muy malo porque no quita su “recusación” y provoca la parálisis del tribunal. Lo que no se dice es que el PSOE había recusado anteriormente a dos magistrados, por lo que si el PSOE retirase sus “recusaciones” tampoco habría parálisis. Así que se entiende que el PSOE también es malo, aunque los independientes no lo dicen. Ah, claro. Es que los que tienen que retirar sus “recusaciones” son los del PP porque los otros van a votar lo que queremos. Entonces de qué estamos hablando, de parálisis del tribunal o de buenos y malos. Alguien me dirá que todo empezó con la primera recusación del PP a Pérez Tremps por el Estatuto de Cataluña y yo diré que sí, pero eso sólo evidencia que seguimos hablando de buenos y malos, no del funcionamiento de las instituciones.

El caso es que está llegando a su fin y con victoria para el gobierno. Los jueces independientes que piensan como el PP van a ser recusados, mientras que los jueces independientes que piensan como el PSOE, no. ¿Por qué? Porque se ha podido demostrar que los independientes del PP van a votar que no a la ley que prolonga el mandato de la Presidenta del TC, mientras que no se ha podido demostrar que los independientes del PSOE van a votar que sí. En total, una chapuza jurídica porque si al final votan que sí, es evidente que el proceso de juzgarse a sí mismo como hace el TC es una auténtica chorrada. Eso sí, una chorrada independiente, je, je…

El caso es que el asunto está claro. La nueva ley que se han sacado de la manga los socialistas es inconstitucional porque nadie ha debatido sobre ella. El debate se ha centrado en las recusaciones: tú uno, yo dos, pues yo tres. ¿Alguien ha hablado de la ley en sí? No ¿Por qué? Porque a todas luces es inconstitucional.

Al PP le hubiera venido mejor sacar a la luz la ley para dejar en evidencia al Tribunal que seguirle el juego a Pepiño Blanco, pero claro, eso sería enfrentarse al Tribunal Constitucional y eso es malo, porque no hay que enfrentarse a él, hay que controlarlo.


P.D. Sobre la inconstitucionalidad ya me pronuncié en otro artículo. El caso es que la Constitución dice que el Pleno del Tribunal Constitucional decide a su Presidente y con la nueva ley, es el Parlamento quien lo decide mientras se produce la alternancia. Es cierto que no decide quién porque se va permitir la prolongación del Presidente como se viene haciendo hasta ahora, pero lo que cambia es que el poder de decisión, que lo tiene el Pleno del Tribunal según la Constitución, lo pasará a tener el Parlamento porque sí.

Tribunal Constitucional o Tribunal Constituido

La Constitución es lo que dice el Tribunal Constitucional que es. Esa es la premisa de la Constitución. Sólo éste Tribunal puede decidir lo que significan las palabras de la Constitución, así que quien controle el Tribunal controlará la Constitución. No lo digo yo, es así. Y que nadie hable de la independencia de los jueces, porque la independencia no es más que una ironía, un engaño. Tomando aquella frase del Evangelio, aunque parece que en las sociedades modernas no se puede hablar de determinadas escrituras antiguas, quien sea independiente que me tire la primera piedra.
Controlar el Tribunal Constitucional es lo primero que se plantea cualquier poder político, desde los pequeños departamentos de normalización lingüística que quieren hacernos normales a los que se nos supone “anormales”, hasta los delirios de grandeza de los cúpulas partidistas. ¿Por qué? Porque es fácil controlarlo.

El sistema parlamentario español que tan poco me gusta, aunque reconozco que podría ser peor; se gestó durante la transición española. No en 1978, sino desde mucho antes. Entiendo que es fruto de un acuerdo histórico y acepto vivir en él, pero no me gusta y sé que puede cambiarse, por eso es democrático. Nos damos las leyes bajo las que queremos vivir. Pues decía que este sistema establece que la soberanía nacional recae en el pueblo español ¡Toma frase! Lo que se dice es que el pueblo es la Nación y a partir de ahí nos dan igual las personas. Las personas sirven para votar cuatro veces al año. En cada elección se elige a los representantes, pero no de las personas, sino de la Nación. Y la Nación representada en las Cortes Generales es quien elige al gobierno y los mandos del poder judicial, etc.

Así que mi única vinculación con la Constitución es formar parte de los votantes a representantes de la Nación cada cuatro años. ¿Podría presentarme? Sí, pero tengo que hacerlo a través de un partido, porque las personas no importan. Bueno, sólo para convencerlas de que voten y al ser posible de que “me” voten.

Los representantes no son más que camaradas de partidos políticos y una vez elegidos y legitimados por todos los que votamos y los que no, porque se entiende que aceptan el resultado; se reparten la tarta entre ellos, es decir, el poder.

Ya he dicho en alguna ocasión que me gustaría elegir a las personas, no a los partidos. Sólo confío en personas, no en partidos. Y de la misma forma que me gustaría elegir a las personas que quiero que me gobiernen, también me gustaría elegir a las personas que quiero que me juzguen de acuerdo a las leyes. Y sobre todo, elegir a las personas que van a interpretar la Constitución. No quiero que le deban un favor a un partido político, sino que respondan ante mí, ante quien les ha dado el poder de interpretar la Constitución, porque antes de la Nación, existe el pueblo.

La soledad del juzgador

Ja, ja, ja… Me río por no llorar… Todos aquéllos que hablaban de no hablar de las instituciones y de los jueces, que eso no era propio de los demócratas y que sólo lo hacían los maleantes del PP y de El Mundo; resulta que ahora ponen el grito en cielo y deslegitiman la labor y la fama ganada por un juez porque su mujer acaba de publicar un libro.
Vamos a ver, seamos serios por una vez en la vida. Ya no pido serlo siempre, que sé que es imposible. O se puede hablar de los jueces o no, pero no me vendan que se puede hablar cuando ustedes quieran porque les conviene y que no se puede cuando no les conviene. Sé que lo harán porque de eso trata la política, la capacidad de convencer a los demás, ya lo dijo Protágoras y Gorgias hace muchos años; pero no me vendan esas ideas porque no voy a comprarlas, aceptarlas, léase si se quiere, quedar convencido.
Desde mi más profundo respeto a la libertad de expresión, entiendo que por supuesto que se puede hablar de los jueces y de las instituciones, porque así comenzaron las revoluciones liberales que nos hicieron ciudadanos. Desde mi más profundo respeto por las leyes “que nos hemos dado” y permiten nuestra convivencia, me gusten o no, estoy dispuesto a aceptar ciertos límites a esa libertad de expresión, aunque lucharé desde mi opinión por eliminarlos.
Comenzaré diciendo que no he leído el libro de “La soledad del juzgador” que ha escrito Elisa Beni, esposa del juez Gómez Bermúdez que llevó el caso del 11-M. Pero también diré que estoy seguro de que me lo leeré porque me parece interesante descubrir el punto de vista de una persona que convive con un juez. En principio no me importa lo que diga, sino el hecho de que lo diga.
He oído críticas a este libro, la nueva censura intelectual y llena de razón, los “cívicos” que saben distinguir el bien del mal. Dicen que una mujer que es directora de comunicación del TSJM no puede escribir un libro pero no dicen por qué. Ah, que tiene una posición privilegiada. Claro, cuando uno hace un viaje no puede escribir un libro sobre dicho viaje porque es un privilegiado. Demagogia barata. Una persona es una persona y si tiene privilegios o no es una cuestión de oportunidad, momento y capacidad. No creo que la mujer escriba un libro sobre la guerra de los Balcanes, porque no ha estado allí; sin embargo, Pérez Reverte escribe territorio comanche porque ha estado allí. ¡Oportunista! Sí, oportunista. ¡Qué tiene de malo! Creo que lo único que tiene de malo es que muchos otros habrían querido gozar de ese “privilegio”, es envidia lo que esconden sus palabras. Envidia por un “beneficio” que puede conseguir la mujer de un juez. Envidia. Envidia por convertir un juicio en una mercancía. Cuanto marxismo escondido en nuestras mentes. Quizás yo acepte el libro porque no la envidio, porque no me parece un privilegio haber estado al lado de un juez en dicho caso y creo que era yo el privilegiado mientras hacía mi vida sabiendo que un juez competente resolvía un caso tan complicado.
Contra estos nuevos “censores” yo exijo más libros. Es un caso interesante y todo lo que se escriba sobre él será bienvenido, esté de acuerdo o no con lo que se diga. Prefiero que se hable a que se calle. No soy de los que cierran bocas, sino de los que quiere que la gente hable.
¡Enhorabuena por publicar el libro y ánimo a la gente que quiera escribir!

P.D. Una pequeña matización. Como no he leído el libro no puede defender o criticar lo que en él se dice; sólo estoy defendiendo su publicación.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Campaña electoral, ¿de qué quiero que hablen?

Evidentemente no me corresponde a mí decidir de qué van a hablar los políticos en esta campaña, pero quiero que hablen de muchas casas.
Quiero que hablen de educación. No de esa tontería de que la controle el Estado o las autonomías, de que haya que invertir más o menos. De que hay que potenciar la enseñanza pública y atacar a la privada, sobre todo a la católica o de que hay que fomentar la iniciativa privada en la educación o ayudar a la iglesia que tanto ha hecho y hace. Recuérdese que con ella nacieron las Universidades. Quiero que hablen de la educación de hoy. De las asignaturas tan estúpidas que tenemos, divididas como si la lengua, la historia y las matemáticas no tuvieran nada que ver entre sí, pobre Tales de Mileto; del formato tan chapucero y de las ideas antipedagógicas que se usan. De porqué el único debate que se entabla es entre sector privado y público. La educación es mucho más, pero sé que los políticos no hablaran de ello.
Quiero que hablen de economía. No de datos macroeconómicos que pasan por un lifting antes de ser comentados para que el gobierno demuestre que vamos bien y la oposición que vamos mal como siempre. Quiere que se hable de economía, del mercado, de cómo los consumidores nos desesperamos ante algunas empresas que no aceptan las reglas de juego y de por qué las empresas no son capaces de vivir sin subvenciones o concursos públicos. Quiere que hablen de que el pan sube y baja y de que tengo otros artículos, no de que es culpa de Bush. Quiero que hablen de por qué todo el mundo está endeudado y ahora que se le ve la boca al lobo, se dan cuenta de que endeudarse es malo aunque bueno para los bancos que han subido como la espuma. Dijo Keynes, además de muchos argumentos ya superados, que si te debo un millón tengo un problema, pero si te debo mil millones el problema es tuyo.
Quiero que hablen de libertad, de igualdad, de justicia. No quiero que me hablen de los grupos oprimidos por lo poderosos, decidiendo ellos quienes son los oprimidos y los poderosos. No quiero que me hablen de proporcionalidad y de que soy lo mismo que mi vecino que se pasa el día gritando y tirando cigarrillos por la ventana. No quiero que me digan que la justicia es lo que digan los jueces.
Quiero que hablen de tantas cosas y lo peor de todo es que ya sé de lo que van a hablar y lo que van a decir. Hasta casi se puede predecir quién se llevará el premio gordo en las próximas elecciones.
Menos mal que en democracia puedo escribir esto. Algo bueno tendrá.

Impuestos y economía

Hace poco escuché a alguien decir que primero se luchó por pagar impuestos y ahora no se quieren pagar, ¡qué contradicción! Vayamos por partes. La democracia no es sólo impuestos. Los impuestos son una fórmula de gestionar la esfera pública que se ha ido desarrollando con el tiempo. ¿Es obligatorio que existan? No. Se han inventado y se han aceptado. ¿Se puede estar a favor o en contra? Por supuesto. Pagar impuestos no nos hace demócratas, por tanto, un demócrata se puede negar a pagar impuestos y no caer en contradicción con sus ideas; ahora bien, si no quiere pagar impuestos tiene que buscar fórmulas alternativas para la gestión pública.
La persona que hablaba mantenía que en aquellos inicios de la democracia moderna, los políticos eran los que contribuían y que la extensión universal de la ciudadanía fue extendiéndose a la par que la idea de contribuir, de pagar impuestos. Pagar impuestos era acceder a la condición política y las políticas públicas iban dirigidas hacia quienes contribuían. Lo que no decía después es que la historia puede explica la realidad, pero no justificarla. Que las cosas se hagan de una manera u otra se debe a procesos históricos, lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo. Pero la historia no justifica moralmente que las cosas sean como son, es decir, que estén bien o mal hechas o que sólo tengan que ser de una forma. Es verdad que la expansión de los impuestos, la capacidad contributiva, se fue extendiendo a la par que se construía la idea de la democracia moderna, pero una no justifica a la otra necesariamente.
Pagar impuestos o no se hacía aún sin existir la democracia. Los impuestos son una tasa obligatoria que uno debe pagar, por tanto, en democracia, uno se puede preguntar por qué, cómo o para qué paga impuestos. No se puede negar la posibilidad de los ciudadanos de cuestionar los impuestos, tanto para quienes quieren ampliarlos como para quienes quieren reducirlos. La legitimidad de los impuestos es una cuestión política, pero su gestión es más económica. Depende de las circunstancias económicas de cada uno, su posición favorable a aumentar o reducir los impuestos.
No estoy de acuerdo con esa afirmación de que la izquierda quiere aumentarlos y la derecha reducirlos. Estoy más de acuerdo con la idea de que quienes dependen del sector público como el Estado, los gobiernos autonómicos y locales, las asociaciones y los sindicatos quieren aumentar los impuestos para que les toque a más; mientras que aquellos que ven que la gestión pública no les ofrece grandes beneficios, prefieren pagar menos.

Y hay otra idea que me toca las narices. Si se bajan los impuestos no se reduce la recaudación total. El 10% de 100,00 € es 10,00 €, pero el 5% de 200,00 € también es 10,00 €; 10 personas que paguen 100,00 €, suman 1.000,00 €, pero 20 personas que pagan 50,00 € también son 1.000,00 €. La recaudación depende tanto del número de personas a contribuir como de las diferentes formas de recaudar como sobre todo, la riqueza de la gente. Bajar impuestos puede suponer una mayor recaudación si aumenta el número de contribuyentes, su riqueza o las formas de contribuir. Los impuestos son economía, su legitimidad es política. ¿De qué queremos hablar?

Haciendo memoria no tan histórica

Me acuerdo cuando algunos políticos tachaban a Trillo de asesino y culpable de los soldados fallecidos en el malogrado Yak-42 o cuando se veían pintadas con el objetivo de un arma apuntando a Aznar. No defenderé y o a Trillo y la mala gestión política y humana de aquel trágico suceso, como tampoco defiendo ni a Rajoy ni a Fraga en la desastrosa gestión del Prestige ni a Aznar y sus idilios de grandeza en la foto de las Azores, ni a Acebes titubeando ante las cámaras tras el atentado del 11-M. No los defiendo, pero no significa darle carta blanca a quienes estaban al otro lado.
Los que ahora reclaman limpieza política, pacto, unión en política exterior y luchar juntos contra el terrorismo son los mismos que antes no daban su apoyo. ¿Qué ha cambiado? Que los que tenían el poder, pasaron a la oposición y a ver que desde ella no pueden conseguir lo que quieren; y los que estaban en la oposición están ahora en el poder y no se acuerdan de aquellas tardes en que podían disentir y negarse por sus principios a colaborar con el gobierno.
Los que apoyaron las manifestaciones contra Fraga y el PP, los que rompían sus mítines y sus conferencias porque decían que estaban destruyendo Galicia, son los que hoy en día piden colaboración institucional. ¡Que se deje funcionar a las instituciones! Ahora son los del PP los que ven que todo se está destruyendo y se oponen a lo que hace el gobierno. Es gracioso, pero es la democracia. Lo que ayer estaba bien, hoy está mal. Ayer estábamos contra el gobierno o a favor de él, ahora hay que estar con ellos o contra ellos. Así éramos antes y así somos ahora. Si gobiernan los nuestros todo lo hacen bien, no por gobernar, sino porque son los nuestros. Si gobiernan los otros todo lo hacen mal, no por gobernar, sino por ser los otros. Al final no se trata de gobernar o gestionar, sino de buenos y malos. Si somos nosotros o son ellos. Todavía seguimos creyendo que la política se escribe con buenos y malos como aquellas películas de indios y vaqueros.
Me acuerdo cuando Zapatero se alzó con la Secretaría General del PSOE, que no Presidencia que suena mal y poco socialista. Una de sus primeras ideas fue enunciar sus principios: talante, respeto, diálogo y pacto. Creí que algo había cambiado. Lo creí realmente, pero a continuación me pregunté, ¿por cuánto tiempo? Hasta que el poder le convenza de que los principios tienen finales. Estos son mis principios, pero si no te gustan tengo otros que diría el gran Groucho Marx.
La definición de talante es un poco ambigua y no creo que haya que tener siempre el mismo talante, pero sí creo que Zapatero ha sabido estar a la altura cuando ganó las elecciones y no saltó de alegría o últimamente cuando defendió el respeto a Aznar en la Cumbre Iberoamericana. El respeto es otra de las virtudes de Zapatero, aunque no de su gobierno y me remito a todos los ministros de segunda fila y a la mente estratégica del PSOE, José Blanco, el Zaplana de la izquierda. Pero diálogo y pacto se han convertido en una auténtica falsedad. Diálogo no hay cuando no se escucha a las partes, hablar con ellas no es dialogar, es dejar hablar, respeto. Ha habido respeto, se ha dejado hablar a todos, pero no ha habido reflexión, no ha habido diálogo. ¿Qué argumentos han estado en juego? Ninguno. El gobierno tiene sus ideas, que no razones, no tiene por qué justificarse y actúa porque es el gobierno, dirige la política porque para eso es el poder ejecutivo, pero no tiene que argumentar, debatir, enfrentar ideas. Sólo han valido las suyas. Hay respeto, pero no diálogo. Y finalmente pacto. Pacto sobre qué y con quién. Creí que se había llegado a un gran pacto contra el terrorismo. Idea que propuso Zapatero y no Aznar. Se llegó a uno, a lo mejor no al mejor, pero a uno y desde el cual, se podía reconstruir. Hacerlo mejor. Muchos se habían quedado fuera, algunos por estética más que por ética, pero estaban fuera. Hacer un pacto es establecer un punto en común. Lo había, pero dejó de existir. El PSOE argumentó que según el pacto, el gobierno marcaba la estrategia antiterrorista; pero se confundió, eso lo decía la constitución y no puede ser de otra manera. El pacto marcaba las líneas comunes para combatir el terrorismo. Era un pacto, un acuerdo. PSOE y PP no querían pacto y lo mataron, ambos lo mataron. ¿De quién fue la culpa? Yo no hablaría de culpas, sino de éxito. ¿De quién fue el éxito de deshacer el pacto? Ninguno lo quería. Fin del pacto, fin de la esperanza. Principio de la lucha con las cartas boca arriba. Ni buenos, ni malos. Políticos y política.