martes, 16 de octubre de 2007

La buena educación

Algo me chirría desde que empezaron los debates sobre la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Lo primero de lo que te das cuenta es que nadie se ha leído los contenidos de la asignatura, pero para unos es buena y para otros mala, como siempre. Los que la defienden insisten en que no tiene nada de malo estudiar contenidos sobre la igualdad entre hombres y mujeres o el rechazo al racismo, que sólo se trata de crear buenos ciudadanos. Eso es lo preocupante para la otra parte, que se trata de crear ciudadanos buenos para el Estado, es decir, que el Estado se convierte en el diseñador de la moral de los estudiantes. Es decir, por una parte, Educación para la Ciudadanía se convertirá en la solución ante la pérdida de valores de la sociedad de hoy, y por otra, se convertirá en la bruja que llevará a los estudiantes hacia el camino del mal. Lo siento, pero me parecen ridículos estos debates y sobre todo cuando acaban comparando la nueva asignatura con la vieja Formación para el Espíritu Nacional o la religión.
Para empezar, no estamos ante contenidos nuevos. Hablar de lo que va a hablar la asignatura ya estaba en el curriculum escolar a través de la asignatura de Ética y de la transversalidad de "educación en valores, para la paz y la defensa del medioambiente". Además todo Estado moraliza y usa la eduación para ello, desde la antigua Esparta que formaba espartanos 700 años a.C. hasta la España constitucional del 78 que forma ciudadanos y ahora ciudadanos "educados". El Estado moraliza desde cualquier asignatura, por tanto, o se está en contra de la educación estatal o no hay que llevarse las manos a la cabeza con esta asignatura. Estas dos consideraciones son suficientes para callar los debates de verbo fácil que tienen lugar en los medios de comunicación, que además son graciosos porque los socialistas se valen de argumentos republicanos y los conservadores de los liberales, sin defender ninguno de ellos los principios de los argumentos de los que se valen.
Y finalmente, claro que se trata de una cuestión política, nada de tonterías de que la educación es neutral. Los contenidos son políticos y dependerá del profesor darle significado a los conceptos de "identidad", "movimientos sociales", "capitalismo", "pobreza"... y por otro lado, porque supone el triunfo de las escuelas socialistas de filosofía de Aranguren y Peces Barba que definen lo que es un buen ciudadano frente a otras escuelas que reclamaban educar en la duda y la reflexión en lugar de aceptar unos "valores únicos".
Sólo queda un consuelo, las personas educan a las personas, por lo que el pluralismo de la educación está a salvo. Incluso otro. La gente aprende, pero puede seguir aprendiendo. A mí me tocó educarme con profesores que defendían el marximo, para quienes el capitalismo era un ogro, y algunos que entendían que el imperialismo español había robado a Galicia su identidad. Luego conocí a otros profesores y leí muchos libros. La educación para mal de los legisladores es personal y continua.

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