martes, 27 de noviembre de 2007

Inversiones y versiones

Ya nadie discute que hay que invertir en Cataluña… ¡Lo hemos conseguido!… Se descorcha una botella de champán, perdón, de cava y saltan los políticos de turno vitoreando oé, oé, oé…
No creo que haya que invertir en Cataluña más que en Murcia, o en Galicia más que en La Rioja. Me dan lo mismo los territorios porque en ellos sólo invierte los nacionalismos basados en la tierra, como si el nacionalismo y la política fueran hijos de la naturaleza y no de los hombres. Me explico. Invertir en el aeropuerto del Prat o en la estación de Sans no es invertir en Cataluña. Es invertir en un aeropuerto. Estoy a favor de invertir en un aeropuerto, claro que sí; pero no porque sea catalán, sino porque es una infraestructura necesaria en el mundo de hoy. Invertir en mejorar una playa no es invertir en Cataluña, Valencia o Cádiz. Es invertir en una playa para ofrecer mejores servicios como un acceso para gente que tiene que desplazarse en silla de ruedas o para limpiar una playa que está llena de escombros. Invertir en las circunvalaciones de Madrid no es invertir en Madrid, sino en carreteras. Estoy harto de la visión territorial de las infraestructuras. No se invierte en un territorio, se invierte en obras determinadas que facilitan o mejoran nuestras vidas. No quiero mayor inversión si se dedica a chapuzas como el monte de la cultura que están haciendo en Santiago o como las carreteras del Salnés de mucho presupuesto y una mierda de materiales. Las inversiones van en beneficio de todos y no de un territorio, región, nación o como se quiera llamar a la divinidad de turno.

Disculpen, pero yo si discrepo que haya que invertir en Cataluña. Disfruten de la victoria, pero ya los griegos la vestían con alas, porque la victoria llega volando y volando también se va.

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