Alianza de las Civilizaciones y otros cuentos

Desde luego que la política internacional no es el fuerte de Zapatero. Rechazar los Estados Unidos y acercarse a Fidel Castro y Hugo Chávez es un ejemplo. Pero no es culpa de Zapatero. Creo que la diplomacia española tiene que avanzar mucho todavía. Existen buenos diplomáticos y secretarios, pero siempre ha estado mal dirigida. Es curioso que Javier Solana haya aprendido a dirigir la política exterior de Europa y que en España, nadie sea capaz de dirigirla. No me callaré que mientras siga en manos de los catedráticos de Derecho y se olvide de los Economistas y Politólogos, la política internacional seguirá siendo muy deficiente. El Derecho es algo hecho y la política se tiene que ir haciendo.
Decía que no es culpa de Zapatero. La política internacional es un avispero. Hay que conocer todo y a todos. Se necesita un entramado de personas lo suficientemente grande y avispadas como para estar a la altura. Hay que conocer los intereses de Alemania y Polonia para que Rusia controle el Oriente Medio y les proporcione gas, los intereses de Francia en viejas colonias, el avance de China en la compra de África, la cultura árabe y las divisiones políticas entre extremistas y moderados, el conflicto entre Pakistán y la India y la posibilidad de un ataque nuclear, los movimientos de Marruecos, la salida de la crisis de Argentina, el Brasil de Lula, el Chile de Bachelet… Son demasiados mundos. La diplomacia supone estar con todos y frente a todos.
La Alianza de Civilizaciones es un sueño porque una alianza es siempre temporal, y en el fondo no es más que estancamiento de un conflicto. La Alianza de las Civilizaciones es otro nombre para la actual Organización de Naciones Unidas, que salió de aquella Sociedad de Naciones de principios del s. XX. Quizás el problema sea el nombre Nación. No creo en una Alianza aunque las Civilizaciones se puedan dar la mano. Lo que sí creo es que se debería hablar más de política internacional y que el Estado, si es que existe como tal y no como meros políticos que llegan al poder, tendría que establecer un entramado de gente que supiese lo que pasa en esos países, no que sirvan para mantener relaciones con ellos.