No es lo mismo la libertad de religión que el laicismo. Olvidar a Dios es lo mismo que Recordarlo. Eliminarlo de la sociedad es lo mismo que imponerlo. Alguien me dirá que soy un sofista como aquél Gorgias del que hablaba Platón, que tanto decía una cosa como la contraria, pero no. Digo que es lo mismo imponer que existe un Dios que imponer que no existe. Es lo mismo llenar las ciudades de catedrales para recordar que existe un Dios Todopoderoso, que eliminar cualquier tipo de imagen para recordarnos que no existe.
Quizás alguien me diga que no sé de lo que hablo y que el laicismo es la libertad de conciencia y no el ateísmo. Quizás. Pero políticamente, no. El laicismo se ha convertido en el escudo del ateísmo. No vivimos ya en los siglos de
Quiero ser libre. Quiero que todos lo seamos. Quiero que las personas libres puedan decidir si hay un Dios o no lo hay o si no les importa. Quiero la libertad de religión. Quiero que cada uno profese la suya. Que uno puede gritar abiertamente que Dios no existe o que uno pueda llevar su imagen por la calle.
Está de moda ser laico, pero el laicismo no es tolerante. Es arrogante y totalitario. Ser aconfesional es una cosa y ser laico es otra bien distinta, ¡qué engañados estamos!
La Constitución
No digo que sea mejor el cristiano o el budista que el laico. Todos son personas. Sólo digo que las personas deben de ser libres de creer o no. Y repito que la libertad de religión no es ser laico. Hablo desde el presente y no desde el pasado.
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