Los hechos son que el PP había propuesto la recusación de tres magistrados, por lo que el Tribunal Constitucional no podría decidir sobre los asuntos que tiene entre sus manos, léase por ejemplo, el Estatuto de Nación de Cataluña. El caso es que el PP es muy malo porque no quita su “recusación” y provoca la parálisis del tribunal. Lo que no se dice es que el PSOE había recusado anteriormente a dos magistrados, por lo que si el PSOE retirase sus “recusaciones” tampoco habría parálisis. Así que se entiende que el PSOE también es malo, aunque los independientes no lo dicen. Ah, claro. Es que los que tienen que retirar sus “recusaciones” son los del PP porque los otros van a votar lo que queremos. Entonces de qué estamos hablando, de parálisis del tribunal o de buenos y malos. Alguien me dirá que todo empezó con la primera recusación del PP a Pérez Tremps por el Estatuto de Cataluña y yo diré que sí, pero eso sólo evidencia que seguimos hablando de buenos y malos, no del funcionamiento de las instituciones.
El caso es que está llegando a su fin y con victoria para el gobierno. Los jueces independientes que piensan como el PP van a ser recusados, mientras que los jueces independientes que piensan como el PSOE, no. ¿Por qué? Porque se ha podido demostrar que los independientes del PP van a votar que no a la ley que prolonga el mandato de
El caso es que el asunto está claro. La nueva ley que se han sacado de la manga los socialistas es inconstitucional porque nadie ha debatido sobre ella. El debate se ha centrado en las recusaciones: tú uno, yo dos, pues yo tres. ¿Alguien ha hablado de la ley en sí? No ¿Por qué? Porque a todas luces es inconstitucional.
Al PP le hubiera venido mejor sacar a la luz la ley para dejar en evidencia al Tribunal que seguirle el juego a Pepiño Blanco, pero claro, eso sería enfrentarse al Tribunal Constitucional y eso es malo, porque no hay que enfrentarse a él, hay que controlarlo.
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